martes, 21 de febrero de 2012

lectrua nº2

lectrua nº2

La existencia de una formulación explícita de la concepción del mundo en la cultura de una sociedad no permite averiguar cuál es la concepción del mundo realmente activa en esa sociedad, ya que el carácter de sobreestructura que tiene la concepción del mundo no consiste en ser un mecánico reflejo, ingenuo y directo, de la realidad social y naturaleza vivida. Para el estudio de las relaciones entre concepción del mundo y ciencia positiva basta con atender a los aspectos formales de ambas.

La filosofía sistemática se vio arrebatadar un campo temático tras otro por las ciencias positivas hasta el siglo XIX.Presenta mas o menos abiertamente la pretensión de dar de sí por razonamiento el contenido de las ciencias positivas.Quiere ser un saber ,conocimiento real del mundo, con la misma positividad que el de la ciencia.Desaparece principalmente a la constitución del conociemiento científico positivo durante la Edad Moderna, ya que es un conocimiento que se caracteriza por su intersubjetividad ( quiere decir que todas las personas preparadas entenderían su formulación) y por su capacidad de posibilitar previsiones exactas.

Pero el que las concepciones del mundo carezcan de los rasgos característicos del conocimiento positivo no es algo accidental, sino más bien necesario. Ello es debido a que la concepción del mundo contiene esencialmente afirmaciones sobre cuestiones no resolubles por los métodos decisorios del conocimiento positivo, que son la verificación o falsación empíricas y la argumentación analítica.

Estos rasgos, permiten plantear correctamente la cuestión de las relaciones entre concepción del mundo y conocimiento científico-positivo. Una concepción del mundo que tome a la ciencia como único cuerpo de conocimiento real se encuentra visiblemente por delante y por detrás de la investigación positiva. Aunque como visión general de la realidad, la concepción del mundo inspira o motiva la investigación positiva.

La “concepción materialista y dialéctica del mundo” está movida por la aspiración a terminar con la obnubilación de la consciencia, con la presencia en la conducta humana de factores no reconocidos o idealizados, es una concepción del mundo explícita.

La concepción marxista el mundo no puede considerar sus elementos explícitos como un sistema de saber superior al positivo. El nuevo materialismo no es una filosofía, sino una simple concepción del mundo, que tiene que sostenerse y actuarse no en una sustantiva ciencia de la ciencia, sino en las ciencias reales. Esta formulación, supone la concepción de lo filosófico como un nivel de pensamiento científico.

El “inmanentismo” se basa en que la explicación de los fenómenos debe buscarse en otros fenómenos, en el mundo, y no en instancias ajenas o superiores al mundo. Este principio es el que está en la base del hacer científico, pero perdería todo su sentido si tuviera que admitir la acción de causas no-naturales. En este postulado de inmanentismo, definidor de la posibilidad del conocimiento científico, se basa la concepción marxista del mundo.

El análisis reductivo practicado por la ciencia tiende incluso a obviar conceptos con contenido cualitativo, para limitarse en lo esencial al manejo de relaciones cuantitativas o al menos, materialmente vacías. El éxito del análisis reductivo practicado por la ciencia tiene regularmente éxito, el cual es descomponible en dos aspectos: la reducción de fenómenos complejos a nociones más elementales y la posibilidad a la larda de la formación de conceptos más adecuados.

Pero precisamente porque se basan en un análisis reductivo que prescinde de la peculiaridad cualitativa de los fenómenos complejos analizados y reducidos, los conceptos de la ciencia en sentido estricto son invariablemente conceptos generales cuyo lugar está en enunciados no menos generales. Con este conocimiento se pierde una parte de lo concreto: la parte decisiva para la individualización de los objetos.El campo o ámbito de relevancia del pensamiento dialéctico es precisamente el de las totalidades concretas. La

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